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Sesión 8. Club ÉBANO: “Herejes” de Leonardo Padura

En la próxima sesión del club, el lunes 7 de marzo (11 h.), comentaremos y nos recrearemos con la novela de Leonardo Padura Fuentes, Herejes.

Leonardo PaduraLeonardo de la Caridad Padura Fuentes (La Habana, 1955) es un novelista y periodista cubano, conocido especialmente por sus novelas policiacas del detective Mario Conde. Desde 2011, ostenta doble nacionalidad, ya que el Gobierno de España le concedió ese año la española por carta de naturaleza.Nacido en Mantilla (uno de los diez Consejos Populares del barrio de Arroyo Naranjo, en el territorio de la provincia de La Habana), hizo sus estudios preuniversitarios en el de La Víbora, de donde es su esposa Lucía; naturalmente, estas zonas de La Habana, muy ligadas espiritualmente a Padura, se verán reflejadas más tarde en sus novelas. Padura estudió Literatura Latinoamericana en la Universidad de la Habana y comenzó su carrera como periodista en 1980. Más tarde se dio a conocer como ensayista y escritor de guiones audiovisuales y novelista. Vive en el barrio de Mantilla, el mismo en el que nació. Al preguntarle por qué no puede dejar La Habana, el ambiente de su historia, ha dicho: “Soy una persona conversadora. La Habana es un lugar donde se puede siempre tener una conversación con un extranjero en una parada de guaguas”

Su primera novela, Fiebre de caballos, básicamente una historia de amor, la escribió entre 1983 y 1984. Pasó los 6 años siguientes escribiendo largos reportajes sobre hechos culturales e históricos, que, como él mismo relata, le permitían tratar esos temas literariamente. En aquel tiempo empezó a escribir su primera novela con el detective Mario Conde y, mientras lo hacía, se dio cuenta “que esos años que había trabajado como periodista, habían sido fundamentales” en su “desarrollo como escritor”. “Primero, porque me habían dado una experiencia y una vivencia que no tenía, y segundo, porque estilísticamente yo había cambiado absolutamente con respecto a mi primera novela” explica Padura. Logró el reconocimiento internacional con la serie de novelas policiacas protagonizadas por el detective Mario Conde: Tetralogía de las Cuatro estaciones  formada por: Pasado perfecto (1991), Vientos de cuaresma (1994), Máscaras (1997) y Paisaje de otoño (1998). A continuación se publican, también con Mario Conde: Adiós, Hemingway (2001), La neblina del ayer (2005), La cola de la serpiente (2011) y Herejes (2013), traducidas a numerosos idiomas y merecedoras de premios como el Café Gijón 1995, el Hammett 1997, 1998 y 2005, el Premio de las Islas 2000 y el Brigada 21. Además de policiacas, estas novelas tienen elementos de crítica a la sociedad cubana. Mario Conde es un policía que hubiera querido ser escritor y que siente solidaridad por los escritores, locos y borrachos. “No es que sea mi alter ego, pero sí ha sido la manera que yo he tenido de interpretar y reflejar la realidad cubana”, confiesa el escritor. También ha escrito La novela de mi vida (2002) y El hombre que amaba a los perros (2009), una trepidante reconstrucción de las vidas de Trotsky y Ramón Mercader, merecedora del Premio de la Crítica en Cuba. En ella las críticas a la sociedad cubana alcanza sus cotas más altas.

En 2012 Padura recibió el Premio Nacional de Literatura de Cuba. Y, en 2015, el Premio Princesa de Asturias. Estas fueron sus palabras cuando le notificaron la concesión del Premio: “Soy un escritor cubano, pertenezco a una generación que ha vivido y sufrido muchas cosas, buenas y malas, y siento un gran sentido de pertenencia hacia mi ambiente y mi gente en Cuba, así que este premio lo considero un reconocimiento a todo ello. Es la primera vez que un escritor cubano gana este premio. El único antecedente es Javier Sotomayor, plusmarquista mundial de salto de altura, que en 1993 obtuvo el Príncipe de Asturias del Deporte. Por eso hoy me siento como si hubiera saltado 2,45”.

Herejes: En 1939, el S.S. Saint Louis, en el que viajaban novecientos judíos que habían logrado huir de Alemania, pasó varios días fondeado frente a La Habana en espera de que se autorizara el desembarco de los refugiados. El niño Daniel Kaminsky y su tío aguardaron en el muelle a que descendieran sus familiares, confiados en que éstos utilizarían ante los funcionarios el tesoro que portaban a escondidas: un pequeño lienzo de Rembrandt que pertenecía a los Kaminsky desde el siglo XVII. Pero el plan fracasó y el barco regresó a Alemania, llevándose consigo toda esperanza de reencuentro. Muchos años después, en 2007, cuando ese lienzo sale a subasta en Londres, el hijo de Daniel, Elías, viaja desde Estados Unidos a La Habana para aclarar qué sucedió con el cuadro y con su familia. Sólo alguien como el investigador Mario Conde, ex policía, librero y a veces detective, podrá ayudarle. Elías averigua que a Daniel le atormentaba un crimen. Y que ese cuadro, una imagen de Cristo, tuvo como modelo a otro judío, que quiso trabajar en el taller de Rembrandt y aprender a pintar con el maestro. A partir de ese momento, nos embarcamos en una aventura que no da respiro, un relato del dolor de los judíos a lo largo de los siglos, de la desesperación de los cubanos, de la avaricia y la desdicha. La mejor novela de las ocho que ha escrito Padura con Conde como protagonista.